miércoles, 10 de marzo de 2010

PERDERSE LA FIESTA… EN TU PROPIA CASA

Hace quizás 12 años que elaboramos con mi hermano Ricardo (Q.E.P.D.) una propuesta de visión estratégica de desarrollo para Tumbes. En ella propusimos que, dadas las condiciones de crecimiento económico agrícola en Sullana (Perú) y El Oro (Ecuador) y acuícola en El Oro (Ecuador), las expectativas de expansión agrícola con un proyecto de irrigación no serían tan sólidas para Tumbes, como el desarrollo turístico de su variada oferta de escenarios naturales. Desde esa época nos preguntábamos ¿Quién no quisiera ir a Tumbes…? Si ése lugar contiene hermosos lugares, una destacable gastronomía, calor de su gente y mil oportunidades más de pasar momentos cálidos y agradables. Presentamos la propuesta en el entonces CTAR Tumbes y fue desestimada a los 3 segundos de sustentarse.

Se desestimó por diversas razones, muchas de las cuales ni siquiera se imaginaron en su real contexto. El turismo era visto como prohibitivo por ser Tumbes una zona calificada como de Alto Riesgo para enfermedades metaxénicas (Paludismo, Dengue) y parasitarias. Además, Tumbes no contaba con infraestructura ni servicios para atender al turista.

Por eso la opción siguió siendo la misma: irrigación de campos agrícolas para la expansión de la agricultura. Pese a que Sullana y El Oro tenían una mayor superficie real destinada a la agricultura, contra una superficie hipotética más reducida en Tumbes, la agricultura aparece como mejor opción.

Doce años después, la expectativa es la misma… pero el turismo está creciendo en nuestras narices. Y no precisamente por aventureros tumbesinos. ¿Se equivocan…?

Tumbes hoy es una región que recibe ingresos por venta de hidrocarburos, langostinos y… turismo. Las exportaciones de banano orgánico y las ventas nacionales de arroz ya demuestran tener un techo. Y no precisamente por limitada superficie. La ganadería, que se ufanó siempre de ser motor del desarrollo de Tumbes, no logra salir de su antiguo modo itinerante o extensivo, sobre tierras públicas.

Y es que quizás la fuerza de un sueño centenario no logra ser superada por un concienzudo análisis de nuestra realidad. Una realidad que no nos margina, sino que nos eleva a una posición privilegiada. Decíamos en nuestro análisis que la opción del turismo nos elevaría a una categoría de sitio preferente por la belleza de sus playas, lo mágico de sus bosques (secos y tropicales húmedos), la proximidad de cada escenario con el otro y… una tradicional gastronomía.

Tumbes habría sido – desde hace diez años – un escenario mágico en donde inversionistas, académicos, aventureros y naturalistas adoptarían como sitio preferente para desarrollar foros, conferencias, reuniones de negocios, aventuras, diversiones y un sinfín de actividades más, que mantendrían copada la oferta de hoteles y restaurantes durante todo el año. Su demanda bien habría podido ser atendida por su reducido valle, su grandiosa costa y su riqueza marina. El empleo se expandiría a niveles nunca imaginados, propiciando inclusive una emigración desde otros lugares.

La historia se repite: carbón, madera fina, turismo, hidrocarburos, langostinos, hidrocarburos, turismo de playas, todas ellas abordadas por aventureros no tumbesinos… pero seguimos apostando por la agricultura dependiente de represas (ahora cuestionadas por su impacto ambiental a nivel global).

Y mientras tanto, se continúa liberando suelos en forma de sedimentos, en busca de tierras agrícolas; se continúa con el desorden de la pesca en una zona nodriza para los peces comerciales más demandados por el mercado.

Como antes, la fiesta continuará siendo organizada por los de fuera, en nuestra propia tierra, mientras seguimos esperando que algún día llegue el ansiado proyecto de irrigación, que a decir de muchos, nunca podrá ser de los tumbesinos. Pues ocurre que, a modo de devolver la inversión en infraestructura, la tierra será entregada a quienes (de donde vengan), estén en condiciones de pagar por un lote (quizás de más de 50 Has) irrigados y con compromiso de pagar por su derecho de agua (cosa que hasta ahora la mayor parte de agricultores se resiste a pagar).

Como antes… volveremos a quejarnos de que los que vienen de fuera ganan más que quienes siempre hemos vivido en Tumbes.