sábado, 21 de marzo de 2009

Obras son amores - Hablando de autoridades...

No sé quién cambió el original sentido religioso de esta frase, a una forma de auto-reconocimiento político de una gestión pública. Quizás respondió al hecho de que algunas autoridades no hicieron nada de nada cuando asumieron su rol, para el que el pueblo los eligió (hablo de los sistemas en democracia).
El hacer “obra” definitivamente no debiera significar nunca que deba invertirse el escaso dinero fiscal en construcciones absurdas e inútiles; peor aún, en obras vulnerables y riesgosas. Por tanto, obras por sí solas no son amores.
Lo que en esta nota se exige es que estas obras tengan relación con el bienestar colectivo. Las inversiones en infraestructura pública deben estar relacionadas con las prioridades de atención de necesidades de algún pueblo en particular, las mismas que han sido determinadas, luego de un amplio y concienzudo proceso de planificación urbana.
Comento esto porque no deja de sorprenderme la cada vez mayor cultura de construcción de monumentos absurdos, inútiles, caros y desarticulados con las necesidades de las poblaciones en donde se hacen. Un caso concreto es Zorritos, en Tumbes.
En este lugar, igual que en muchos otros, continúo observando con preocupación que la diversa y extraordinaria oferta de recursos turísticos no es aprovechada efectiva y sosteniblemente con el turismo, por ejemplo (ver nota al respecto).
Zorritos tiene serios problemas de abastecimiento de agua potable y servicios de alcantarillado; no tiene definido un sistema de gestión de residuos sólidos; no tiene planificado su crecimiento urbano; no dispone de catastro; las actividades económicas se desarrollan en desorden, de modo particular la pesca artesanal, la pesca semi-industrial y la extracción de hidrocarburos. Note usted la lista de aspectos donde invertir para resolver el problema de Zorritos y crearle un espacio al turismo, como opción económica a su población.
Sin embargo, como ocurre desde hace mucho, Zorritos ejecuta obras que, igual como en la ciudad de Tumbes, lejos de propiciar bienestar, ofenden con su ociosidad y desenfado al gastar el poco dinero que se recibe en las arcas municipales en nada útil a nadie.
Obras así... son amores?

Y en la ciudad de Tumbes, hace poco más de diez años llamó la atención una monumental obra que hasta ahora no demuestra su utilidad al desarrollo de Tumbes: El Paseo El Beso, en el malecón de Tumbes.

En el mismo lugar se ha levantado una infraestructura que aún no comprendo los beneficios que trae a la ciudad. Lo que si me demuestra es el nivel de riesgo que tiene. Observe las fotos y note usted cómo el peso de la construcción está resquebrajando el cimiento del malecón; observe y encuentre la utilidad de su absurda conexión con el Puente de Tumbes; y piense en los riesgos que puede traer en la orilla del río el enorme tamaño - ocioso - de la estructura.

¿Obras son amores...?

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